Navegación Segura

24.12.2010 00:36

Los tiempos cambian y actualmente estamos en un nuevo mundo en lo que hace a la comunicación y oportunidades para que los niños se comuniquen y relacionen. Dos preguntas surgen: ¿Están ellos preparados para estos avances? ¿y nosotros?

En el tiempo que uno demora en hacer click con el mouse de una computadora, nuestros hijos pueden estar en línea y comunicarse con todos aquellos que estén dentro de su carpeta de contactos, que puede ser muy variada, tanto que si nos pusiéramos a investigarla, más de una vez llegaríamos a preocuparnos. No sería grave que encontremos parientes y amigos, compañeros de estudio o amigos de la Iglesia, todos que probablemente conozcamos personalmente o por referencia. Pero no sería de extrañar que aparezcan muchos que ni siquiera ellos conozcan personalmente, de esos ‘amigos’ que surgen de las salas de chats, blogs, Messengers, etc. y que en más de un oportunidad aparecen intempestivamente en nuestro monitor queriendo ser nuestros amigos virtuales, dejando en un simple click la opción de aceptarlo o no.

Cómo adultos y padres enfrentamos un doble desafío ante todo este bombardeo  de avances tecnológicos. Por un lado, muchas veces nos cuesta entenderlos y manejarlos, si es que nos animamos a hacer uso de ellos. Si bien es cierto que ofrecen increíbles ventajas, también como adultos estamos seriamente expuestos a riesgos severos si no mantenemos un firme código de conducta.

Por otro, aún cuando decidiéramos prescindir personalmente del uso, sería sumamente riesgoso hacerlo en nuestra función de padres y líderes porque dejaríamos de entender un aspecto importante en la vida de nuestros hijos y su vida social. No comprenderíamos mucho del lenguaje que usan y, lo que sería mucho más grave, no estaríamos en condiciones de advertir muchos peligros a los que, por inexperiencia y/o juventud, podrían exponerse por un mal uso o por enfrentarse inocentemente a personas malintencionadas virtuales, pero muy reales al momento de evaluar el daño que pueden hacer.

Para entender mejor estos peligros a los que niños y jóvenes de los que somos responsables están expuestos, es útil mencionar algunos conceptos y estadísticas que expertos y profesionales en el tema han dado:

• 15% de todos los sitios de Internet están relacionados directa o indirectamente con la pornografía.

• Sus hijos están a sólo 1-2 clicks con mouse de acceder a uno de ellos en cualquier momento, aun accidentalmente

• Estudios dicen que su hijo tiene un 100% de probabilidades de encontrarse con un pervertido en una sala de chat

• Hay 372 millones de páginas pornográficas

• 25% de las búsquedas están relacionadas con la pornografía

• El grupo de 8 a 16 años es el que más accede a páginas con este tipo de contenidos, mientras hacen tareas escolares

• El 35% de las descargas están relacionadas con el sexo

• Los ingresos de pornografía en EEUU exceden los ingresos combinados de los multimedios ABC, CBS, y NBC

Si bien estos datos pueden asustar tanto que nos lleve a la tentación de prohibir el uso de internet en el hogar, no es la solución y tal vez estaríamos haciendo un daño importante a nuestros hijos. Son demasiadas las ventajas que pueden obtener en su educación y formación como para privarlos de ellas. Así como seguramente dedicamos muchas horas a enseñarles como manejarse en la ciudad y los advertimos sobre las zonas peligrosas a las que ni siquiera deben acercarse, quizás sea la época de educarlos para que puedan circular por la Red manteniéndose alejados de zonas peligrosas.

Por ello, no podemos dejar de interesarnos en la tecnología que nuestros hijos manejan con la misma fluidez que el lápiz y la goma de nuestro tiempo de juventud.

Algunas sugerencias básicas que conviene que sean tratadas en una Noche de Hogar y sea decisión de familia.

Navegador

Busquen usar navegadores de nombre reconocido, como el Explorer, Netscape, Firefox, Google Chrome, etc. y en las Opciones de Internet relacionadas con la seguridad elijan por lo menos el nivel medio o medio-alto. Activen el Historial que nos permitirá tener un registro de las páginas y sitios visitados (y controlen que el mismo no sea cambiado).

Descargas

Internet puede ser una enorme fuente de programas, imágenes y juegos gratuitos. Sin embargo, también puede ocasionar problemas con los virus y otras formas de programas o software nocivos (troyanos, espías, etc.), así como pueden tener acceso a la memoria de su PC. De acuerdo a la madurez de los hijos establezcan normas para las descargas y no vendría mal que tanto los sitios como los materiales y programas a descargar pasen por su supervisión. Muchos sitios tienen la apariencia de ‘corderos’ pero son ‘lobos rapaces’.

Considere, de acuerdo a su criterio como padres, la posibilidad de instalar programas que limiten las descargas en forma parcial o total y/o que monitoreen la navegación.

Correo electrónico

El spam (correo no deseado) es perverso y no distingue edades. Mucho del que circula en el mundo tiene ofertas relacionadas con el sexo, con texto, imágenes y links. El algunos casos, también archivos adjuntos con tentadoras promesas al abrirlos.

Fijen como regla NO ABRIR ningún correo de personas que no conozcan y no hacer clic en ningún enlace ni abrir archivos si no proviene de un email conocido. No respetar esto puede llevarlos a sitios web no apropiados o los archivos adjuntos pueden contener virus con la capacidad de hacer mucho daño a su PC y a la información contenida.

Reglas Generales

Como reglas generales pueden establecer que:

Solo los padres cambian la configuración del navegador. Si los hijos sugieren algún cambio (ellos suelen saber más de esos temas), evalúenlo juntos y háganlo Uds. Si tienen dudas, consulten a algún amigo que entienda más.

Busque que la computadora esté ubicada en lugares de la casa por el que Uds. transiten o que puedan controlar de una pasada. Si la computadora está en un escritorio o en la habitación (ojalá que no), asegúrense que la puerta permanezca abierta.

No deben proporcionar información personal como direcciones, números de teléfono, nombre o situación de su colegio, ni dirección o número de teléfono de sus padres.

No deben responder a mensajes que sean originados en personas totalmente desconocidas por ellos, que evidencien ser malintencionados o que les hagan sentir incómodos. Deben ignorar al emisor y finalizar la comunicación. La mayoría de los programas utilizados incluyen la opción de bloqueo total de un email o un usuario, y esa es la que sin duda deben usar.

 No es su responsabilidad si reciben un mensaje no deseado, en cuyo caso, deben avisar a sus padres inmediatamente para que se pongan en contacto con el proveedor de servicios.

Nunca deben enviar a nadie su foto, datos de contacto ni nada parecido sin comprobar antes que todo es aceptable.

Nunca deben aceptar, iniciar o mantener encuentros, contacto o comunicaciones con alguien que hayan “conocido” en Internet sin el permiso previo de sus padres. Si los padres están de acuerdo con un encuentro, deben asegurarse de que se realiza en un lugar público y con la compañía de uno de ellos.

Otro asunto a tener en cuenta es el uso de la PC y de internet cuando los padres no están en casa o bien cuando acuden a un cyber o a la casa de un amigo. Deben comprender que las normas establecidas son para protegerlos y, al igual que los mandamientos y leyes de Dios, deben obedecerlas sin depender de si están los padres o no.

Internet ofrece privacidad y anonimato, pero eso no da derecho a comportarse de una manera incorrecta ni deja de lado las normas de educación propias de una sociedad ni los principios de un Santo de los Últimos Días.

Decida con sus hijos cuándo pueden conectarse, el tiempo que pueden pasar conectados, qué sitios son apropiados para ellos y los motivos para conectarse. Establezca las diferencias entre lo aceptable y lo no aceptable y defina los castigos por un uso indebido.

Si bien uno confía en los hijos, hágales saber que periódicamente realizarán controles imprevistos para asegurarse que todas las reglas acordadas se cumplen. A veces, los más avispados pueden intentar superarnos con sus conocimientos (y en algunos casos lo harían fácilmente). Un recurso para tener en cuenta es revisar la carpeta de archivos temporales, cookies, y ver los nombres que tienen, aunque nos resulten incomprensibles; es probable que podamos detectar si navegaron por páginas no autorizadas.

De todas maneras, hay muchas maneras en que pueden romperse las reglas que fijemos. Sin embargo, si estamos alertas y buscamos la inspiración, podremos compensar nuestra inexperiencia en el manejo de una tecnología que viene incorporada en los niños de hoy. Lamentablemente, poco pueden hacer de los cielos si nosotros nos desentendemos.